viernes, 2 de septiembre de 2016

El Parque Central Rafael Valdez Cervantes y las familias que habitaron su entorno

Construcción del Parque Rafael Valdez Cervantes
Inauguración del parque, 9 de octubre de 1929
Padrinos del parque:
Rosario Carrión de Morgner, Emilio Morgner Álvarez,
María Zea de Erazo, Dr. Luis Erazo Córdova,
José Rodríguez Vásconez y Augusta Sparovich de Rodríguez. 

1929

1944
1982

Actual Parque Central

Lo que actualmente es el centro de Milagro y gran parte de la zona rural, en el pasado perteneció a la hacienda Milagro, de propiedad de doña María Coello, sin embargo en el último cuarto de siglo del siglo XIX esta hacienda pasó a manos de doña Josefa Morán de Corzo, la cual fue casada dos veces: la primera con Onofre Pareja y la segunda con el doctor Mariano Electro Corzo.

En el primer matrimonio tuvo una hija llamada Josefina Pareja de Barberis, quien falleció joven dejando a su hija María Mercedes Barberis de Reiset. Del segundo matrimonio, nació su hijo Julio Corzo Morán, hombre muy acaudalado, dueño de extensas tierras en las provincias del Guayas y Los Ríos que se suicidó bajando del Club de la Unión de Guayaquil a comienzo de los años 30 del siglo anterior.

Josefa Morán Vda. de Corso falleció intestada en Mónaco, Ville Pauline, Boulevard de Italia, el 7 de septiembre de 1918, lo cual hace que la hacienda se divida en dos partes. Lado este, en hacienda María Mercedes, de propiedad de su nieta María Barberis de Reiset; y, al oeste hacienda Milagro, de Julio Corzo.

Aunque doña Josefa nuca vivió en Milagro, existen documentos que dan cuenta que su hacienda fue administrada por los señores Juan José Veintimilla, Antonio Granja, Enrique Martínez y Francisco Mazzini Carrizosa, siendo parte de sus bienes, precisamente los terrenos donde se halla ubicado el Parque Central y su entorno, que guardan una singular tradición para los milagreños.
El Parque Rafael Valdez Cervantes, sin dudas es el corazón de Milagro, en él se vive y se siente la esencia misma de la ciudad. Es el lugar emblemático, el icono de una ciudad que se levanta y crece con los cambios estructurales de la urbe, formando parte del Plan de Regeneración Urbana emprendido por la actual administración municipal, que incorpora a Milagro al desarrollo urbanístico de las grandes ciudades del país y que ahora envuelto en gestas bucólicas nos cuenta su historia.

Surgió a la vida de la reciente cabecera cantonal el 16 de septiembre de 1927 cuando se reunieron por convocatoria de los señores  Emilio Morgner y César Cantos, un grupo de personas de la localidad para transformar a la antigua Plaza Enrique Valdez en parque, lugar donde en 1895 había sido inicialmente escogido por el Coronel Enrique Valdez Concha y sus huestes, como escenario del alzamiento armado contra la venta de la Bandera, el cual se dio definitivamente en Conducta, pequeño poblado que hoy pertenece al cantón Naranjito.
Tras ligeras discusiones se organizó un comité provisional, que en la tercera sesión acordó bautizarlo con el nombre de Rafael Valdez Cervantes en honor a este personaje de relevantes méritos para nuestra ciudad, fundador del Ingenio azucarero que lleva su apellido y padre del héroe antes citado.

Para el 20 de mayo del siguiente año, fue nombrado el directorio definitivo compuesto por damas y caballeros de reconocido entusiasmo, cultura y civismo, constituyéndose en una verdadera promesa para la realización de la obra.

Al poco tiempo renunciaron varios miembros, entre ellos,  Carmen Lulú Andrade, María Teresa de Aguirre, Lucrecia Quezada, Victoria Macías de Acuña, Dolores Rivera de Albuja, Juana  Acuña, Amada Sparovich, Manuel Aguirre, Jorge Becerra, Ricardo Núques, Carlos Saavedra, quienes fueron sustituidos por personas de no menos cualidades meritorias que las anteriores.

Con el apoyo de ciudadanos patriotas y con el incansable trabajo del comité, se da inicio a la construcción de la obra, siendo el industrial Emilio Morgner Álvarez quien con encendido entusiasmo cívico emprende personalmente la tenaz labor de conseguir, a través de colecta pública, hierro, cemento, ladrillos, arena y otros materiales de construcción que culminará con la  inauguración del parque Rafael Valdez Cervantes, el 9 de octubre de 1929 con una kermés social a la que se dio cita el pueblo milagreño, siendo designados padrinos los cónyuges Emilio Morgner Álvarez y Rosario Carrión de Morgner, Dr. Luis Erazo Córdova y María Zea de Erazo y José Rodríguez Vásconez y Augusta Sparovich de Rodríguez.

El parque se construyó en un área de 2.330 metros cuadrados y fue posible gracias al aporte desplegado por el directorio conformado por doña Rosario Carrión de Morgner, Mary Erazo B., Isabel Herrera Carranza, Vicente Concha Sánchez, Luis Felipe Erazo Córdova, Luis Antonio Zea Campoverde, Emilio Morgner Álvarez, César A. Cantos, Javier Romero Romero, Juana Zea, Raquel Maridueña, Antonio Torres Rodrigo, Avelino Quezada, Manuel Antonio Andrade Acuña, entre otros.

Desde entonces el Parque Rafael Valdez Cervantes ha sido reconstruido en varias ocasiones, siendo éstas:

En 1944 en la administración municipal de Sergio Cruz Navarrete se realizó el cerramiento con ciprés. En su interior existía una glorieta con pérgolas que le daban un aspecto romántico a este bello lugar, así como jardineras y varias columnas donde existían placas conmemorativas con nombres de personajes y fechas importantes de la historia del cantón.

En 1960, esto es en la presidencia de Vicente Concha Píngel, la glorieta fue reemplazada por una pileta con luces multicolor; el cerramiento retirado y además, mediante Ordenanza Municipal dictada el 9 de agosto de ese año es denominado oficialmente Rafael Valdez Cervantes y se colocó también por Ordenanza con esa misma fecha, el busto del ex presidente del Concejo, Emilio Morgner Álvarez, gestor de la obra, preservándose sus jardines y las pérgolas.

Para el período 1974 -1977, fue nombrado presidente del ayuntamiento, Holger Sánchez Barón, en cuya administración es sometido a una nueva remodelación, obra que fue realizada en 1976 por el arquitecto Rubén Paredes, con lo cual perdió su diseño original al desaparecer los jardines; en su lugar fue construida una enorme plazoleta, la cual se asemejaba a una grotesca “lavadora de carros” que hizo que pierda el atractivo que por muchos años había conservado.

En la segunda alcaldía de Humberto Centanaro Gando (1988-1992), el parque es nuevamente remodelado, pues fueron construidas dos  cubiertas de hormigón, la primera hacia las calles Olmedo y Nueve de Octubre y la otra en la esquina de Juan Montalvo y Nueve de Octubre; y además se colocó el busto del insigne escritor ambateño, Juan Montalvo.

En junio de 2005, al iniciarse la administración del alcalde Francisco Asan Wonsang, el viejo parque que para entonces ya no brindaba el atractivo de otrora épocas y por el contrario se había convertido en el sitio predilecto de rufianes y gentes de malvivir, fue demolido, para dar paso al proyecto de una innovadora estructura relacionada con el agro, que toma como referente al parque Güell de Barcelona, inspiración del arquitecto catalán Antonio Gaudí.

La obra mantiene un estilo particular que conserva la identidad agrícola de la ciudad que diferencia a Milagro del resto del país.

Los elementos fueron concebidos de manera que no sufran cambios o alteraciones, utilizando para su construcción hierro fundido, piedras, mármol travertino, cerámica y una variedad de flores exóticas tropicales que se cultivan en los viveros de la zona. 

En el parque predominan las áreas verdes, dos glorietas para eventos cívicos y sociales, así como dos piletas con luces multicolores, en una de las cuales se erige el monumento A la Piña, que simboliza nuestra identidad agrícola, así como también una cascada artificial, que engalanan el lugar.

Su inauguración se llevó a cabo a las 20:00 del 9 de septiembre de 2005 con un espectáculo público en el que fueron testigos cerca de 20 mil personas, siendo el orgullo de nuestra tierra y el sabor de esperanza que eleva la autoestima de los milagreños.

El parque tiene como complemento vital a decenas de familias que habitaron en sus alrededores, algunas de las cuales se instalaron mucho antes de la cantonización de Milagro, las cuales tuvieron destacada participación en la existencia política, social, cultural y económica del cantón.

Así tenemos que en la vereda norte de la esquina de Juan Montalvo y Nueve de Octubre, habitó don Elías Veloz Carrillo, dinámico ciudadano, miembro de varios gremios clasistas y sociales, en cuyo domicilio funcionó por primera vez una cabina telefónica que por los años 20 contaba con locutorios a manivela.
En esta misma casa años antes estuvo situada la “Casa Comercial Asan” fundada en 1889 por el comerciante chino José Asan, que luego la administró su hijo Germán Asan Chi-Si, abuelo del actual alcalde de Milagro, Francisco Asan Wonsang y en los bajos de la vivienda se ubicó en 1935 el almacén de telas y calzado del comerciante Juan B. Solís.

Muchos años después, esto es en los años 60 y 70 se estableció el recordado “Soda Bar Rossi”, de propiedad de los señores Jorge Rossignoli Anselmi, hijo de inmigrantes italianos que se radicaron en Milagro en 1944. En 1978 fue electo concejal principal y Manuel Andrade Vélez que en los periodos 1970 a 1972 también ocupó el cargo de concejal; y luego por el arquitecto Rubén Paredes. En la actualidad existe el moderno edifico “Villavicencio” de propiedad del señor Jorge Villavicencio.

A un costado, quedaba la casa de don Julio Acuña Gomero, insigne personaje que desempeñó honrosas funciones públicas, como las de consejero provincial del Guayas, jefe político, jefe de la Planta Eléctrica Municipal, secretario del Concejo Cantonal, rematista de impuestos municipales, presidente de la Junta Liberal del cantón y presidente de la Sociedad Mutua de Comerciantes.

En el ámbito comercial fue propietario del almacén “Para Ti” que estaba ubicada en los bajos de su vivienda, además ejerció el periodismo como corresponsal de Milagro en el diario El Universo de Guayaquil, bajo el seudónimo de “Bayardo”. Su padre, don Tomás Acuña Ceitero fue uno de los gestores de la cantonización de Milagro.

Años después funcionó la fábrica de billares y electrónica “Nelson” de Nelson Vallejo Bravo, que más tarde se convirtió en salas de billares y billas administradas por los señores Pedro Copo y Ruiz.

Desde hace algunos años el lugar pertenece a doña Violeta Villavicencio Pesántez Vda. de Cevallos, madre del futbolista José Francisco Cevallos Villavicencio, campeón de la Copa Libertadores de América con la Liga Deportiva Universitaria de Quito en 2008 y actual Ministro del Deporte.

A continuación se hallaba la residencia de don Daniel Moreno, oriundo de Gonzol, pequeño pueblo ubicado a pocos minutos de Huigra, el cual tenía un local de bebidas y sala de billar. Años después lo habitaron los señores Guillermo Píngel Tamayo, Severo Puig Jara y el periodista Elías Aguilera Vásquez.

Con el transcurrir de los años el ciudadano chino Víctor Azín instaló un restaurante de comida oriental. El predio pertenece a los herederos del señor Moreno.

A pocos pasos de ahí fijó su residencia el ciudadano cuencano Luis Antonio Zea Campoverde, quien se radicó en 1875, dedicando sus energías, primero a la agricultura y luego al comercio, así como al cuidado de su hogar formado con doña Guadalupe Velásquez. Este personaje fue propietario de la piladora de arroz “La Lealtad”, construida en 1931 y que después la vendió al comerciante y filántropo pauteño Antonio Torres Rodrigo, abuelo del consagrado cantautor quiteño Juan Fernando Velasco Torres.

En los bajos de la vivienda de los Zea Velásquez se encontraba el bazar “Cartucho” de Juan Luciano Espinoza y la “Droguería del Comercio” de Diógenes García Ortiz, casado con doña Dolores Rodríguez Rodríguez. En 1966 fue designado concejal por el Gobierno Interino de Clemente Yerovi Indaburu.

Aquí en este sitio, se inaugura el 1 de marzo de 1950 el “Cine Milagro” de propiedad del insigne personaje quiteño Julio Viteri Gamboa, orgullo de nuestra ciudad que dedicó su vida al estudio de la arqueología, así como al periodismo, siendo por muchos años corresponsal de Diario “El Universo”, cuyas notas informativas la firmaba bajo el seudónimo de “Jurenito”. Es autor de importantes publicaciones sobre arqueología y del libro “El Niño Milagreño”, editado en 1969. En 1974 fue nombrado jefe político de Milagro por la Junta Militar de Gobierno, presidida por el General Guillermo Rodríguez Lara.

Para 1962 el terreno pasó a propiedad del Banco de Fomento en donde al año siguiente inauguró su nueva sucursal.

Otro personaje que vivió en esta cuadra de la calle Juan Montalvo es el guayaquileño Arturo Salazar Quiroz, casado con Celinda Velasco de Salazar.

En 1929 ocupó la presidencia del Cabildo milagreño y en 1930 y 1934 la presidencia de la Liga Deportiva Cantonal. Es además autor de las Monografías Ilustradas de Milagro, editadas en los años 1935 y 1963 respectivamente.

En la planta baja de su inmueble existieron dos locales comerciales, el uno del señor Plutarco Vélez Medranda, que se desempeñaba como Comisario de Trabajo y el otro la ferretería y bazar del ciudadano chino Yong Sang.

En este lugar, se halla la “Clínica Internacional”, una de las más prestigiosas y más concurridas de fines de los años 50, administrada por los doctores Enrique Torres Délano y Gonzalo Salas Pazmiño, que aún brinda sus servicios profesionales a la comunidad milagreña. El doctor Salas en el año 1964 fue nombrado vicepresidente del concejo por la Junta Militar de Gobierno presidida por el Contralmirante Ramón Castro Jijón y además de consagrarse a la medicina, también  se dedicó al comercio, teniendo en los bajos de la clínica una ferretería, en la que por muchos años laboró el señor Jorge Villavicencio Pesántez como su ayudante.

Hoy, existen dos locales comerciales, el “Almacén y Ferretería Popular” de Marcelo Defaz y el consultorio médico del doctor Luis Antonio Granja Ochoa.

A unos metros de ahí la dama quiteña Isabel Santiana Moreano adquirió en 1953 un terreno que perteneció al señor Quiroz, en donde edificó su vivienda e instaló un pequeño local de venta de motores de vehículos y en los altos tuvo como inquilinos a la familia Reyes.

Con el tiempo el señor Jorge Villavicencio Pesántez compra el predio y ubica la ferretería “Villavicencio”.  Años antes su hermana Blanca Villavicencio Vda. de Sierra tuvo allí un almacén de muebles y electrodomésticos.

En 1913 el doctor Ernesto Albuja Aspiazu estableció junto con su esposa Lola Rivera su residencia frente al Parque Central y dos años más tarde fundó la “Botica del Pueblo”, que después fue administrada por su viuda, pero con el nombre de Droguería “La Fe”, así como la primera biblioteca pública, llamada “Simón Bolívar”.

Este  benemérito galeno que nació y estudió en Guayaquil, era además de humanista un literato y estudioso crítico; escribió una novela de gran aportación histórica que tituló “Guayaquil, recuerdos de antaño”, en la que narra el incendio de 1896 en el Puerto Principal, del cual fue testigo presencial.

En el campo de las letras colaboró en diversos periódicos y revistas literarias, siendo corresponsal de Diario El Telégrafo, en donde escribía sus notas bajo el seudónimo de “Buridán”, así como en La Opinión Pública y El Globo de Bahía de Caráquez. También ocupó la presidencia del Concejo Municipal en 1918.

En la vivienda asignada con el número 621, alquilaba un local don Tomás Albán, donde funcionaba su sastrería que era una de las más populares donde se confeccionaban pantalones, camisas, calzoncillos y cotonas que vestían al hombre elegante de los años 20 del siglo pasado. El negocio lo heredó más tarde su viuda Mariana Vareles de Albán, hasta el año 1942. Como vecino tuvo al comerciante libanés de apellido Sabandé.

Otros inquilinos del doctor Albuja fueron los artesanos Agustín Avendaño, propietario de la joyería y platería “La Flor de Milagro” y Segundo Alarcón, que se dedicaba al oficio de zapatero.

Más tarde se estableció en el lugar el almacén “Electrónica Vega” del radiodifusor guarandeño Carlos Homero Vega Verdesoto, quien en 1964 crea Radio Voz de Milagro.

Posteriormente el inmueble tiene como nueva propietaria a la señora Juana Palacios de Chusán y en los bajos funcionó el primer almacén de insumos agrícolas de la ciudad del ruso Boris Petrof. Luego este local es alquilado por el empresario y ex consejero provincial del Guayas, Miguel Rossignoli Anselmi, con el nombre de “Agro-farm”.

La propiedad fue vendida en 1997 a unos comerciantes chinos de motos.

Al finalizar la cuadra, esto es en la esquina de Juan Montalvo y Pedro Carbo, funcionó la Casa Municipal desde 1922 hasta el 26 de abril de 1942 la cual fue consumida por un voraz incendio que arrasó las viviendas de caña y madera de las familias Moreno, Zea, Salazar, Albuja y la Casa Municipal.

El cabildo perdió más de medio millón de sucres, en su edificio, archivos, mobiliario y libros. Tardó exactamente 8 años para tener un nuevo inmueble y 39 años en construir uno moderno y acogedor, el cual actualmente está ubicado en la esquina de Juan Montalvo y Bolívar.

El flagelo, según reseña publicada por los diarios de la época, se originó en casa del señor Arturo Salazar Quiroz, producido por un cortocircuito en las conexiones de energía eléctrica, cuyas pérdidas económicas sobre pasaron el millón de sucres.

Para 1970 el Cabildo cede ese terreno que para entonces funcionaba la Cárcel Municipal, al Seguro Social, por una pignoración de rentas y desde aquella época pasa a constituirse la Delegación del IESS en nuestra ciudad.

En la acera oeste, que comprende las calles Pedro Carbo, entre Juan Montalvo y Olmedo, se ubicaba el domicilio de la familia Andrade, que es una de las más antiguas de Milagro, cuyo patriarca Manuel Antonio Andrade Subía migró de Ibarra en 1868 huyendo del terremoto, para más tarde formar su hogar con la dama balzareña María Josefa Manrique Triviño, asumiendo sus hijos Alcides, Francisco, Miguel y Camilo destacada participación en el Comité Procantonización de Milagro junto al coronel Enrique Valdez Concha.

En esta casa existió a mediados de los 40 y comienzo de los 50 “Radio La Voz del Milagro”, de propiedad del manabita Ricardo Vélez Medranda y la “Clínica Milagro” del doctor Enrique Andrade Acuña, que 1959 y 1960 fue electo concejal y en 1970 candidato a consejero provincial, así como los domicilios de doña Emilia Acuña de Andrade, Pura y Viterbo Puig Jara y Manuel Andrade Vélez. En los bajos estuvo ubicado el establecimiento del maestro artesano Troya que elaboraba los afamados anillos de acero, que eran codiciados por las gentes de la época, que según decían era para evitar hechizos y brujerías.   

Los descendientes de esta familia son: los Andrade Acuña, Andrade Vélez, Andrade Macías y Andrade Ortega, que han tenido activa participación en la vida pública y política milagreña. En los actuales momentos existe un moderno edificio que pertenece a la familia Sierra Villavicencio.

Hacia la calle Nueve de Octubre, entre Olmedo y Juan Montalvo, en la vereda este, está ubicada la Iglesia Central San Francisco de Asís de los Hermanos Franciscanos, que ha sido reconstruida en tres ocasiones desde 1875 cuando Milagro es fundada como parroquia eclesiástica, siendo el 23 de abril de 1945 la última vez que se lo hizo.

En 1919, en estos terrenos se ubicaba el solar de José Rafael Escobar, quien lo vende en 200 sucres a las hermanas Jesús Pita y Rosa Elena Pita de Álvarez, donde construyen una vivienda de dos pisos de madera, propiedad que luego entra en litigio por una demanda propuesta por la señora Rosa Sandoya Vda. de Tutivén.

Para el lado de la calle Juan Montalvo, estuvo ubicado por muchos años la Botica y Drogaría “La Fe” cuya propietaria Mary Luque Martínez alquilaba a la Curia.

A partir del año 2006 el local pasó a manos del prestamista colombiano Efrén Cardona Pérez con el nombre de “Compra Venta La Fe” y hacia la esquina de la calle Olmedo se ubicaba el negocio de lubricantes y repuestos automotrices de Segundo Díaz, que luego tuvo como inquilino a Ángel González quien instaló la “Heladería Glacial”. En los actuales momentos el local es alquilado por la empresa “Helados Pingüinos”.

Con respecto a la vereda sur, en las calles Olmedo, entre Nueve de Octubre y Pedro Carbo, se situaban las viviendas de las siguientes familias:

Dáger Millen, que en realidad era una amplia casona donde crecieron los hermanos de ascendencia libanesa Jorge y José Dáger Mendoza, personajes íntimamente ligados al Ingenio Valdez y a la política; el primero desempeñó el cargo de diputado, concejal y vicepresidente del ayuntamiento y el segundo, al igual que su hermano fue electo concejal, vicepresidente y presidente del cabildo, así como gerente general del Ingenio Valdez y accionista del Ingenio Aztra.

La familia Dáger, tuvieron como inquilinos a los Puig Moreano, cuyo progenitor Severo Puig Jara fue secretario general de la Municipalidad y concejal principal en la década de los años 40.

Los Rossignoli Anselmi y Herrería, también habitaron en ese lugar.

Allí en la calle Olmedo 636, el doctor Aurelio Andrade Macías, primer médico milagreño instaló su consultorio clínico y en los bajos se ubicaba el “Estanco de Alcoholes y Tabaco”. También por el año 1941 ubicó su tienda de abarrotes y licores don Luis Calle. El negocio posteriormente es adquirido por el comerciante de ascendencia china Francisco Chusán Freire y por ese mismo año funcionó a un costado del inmueble, la Compañía “Comercio” del Cuerpo de Bomberos, así como la Academia de Corte y Confección “La Dolorosa”, la Notaría Primera del abogado Harry Aspiazu Jaime, el cangrejal del señor Londres Masú y la “Imprenta Matamoros” de Narciso Matamoros Ramos, en donde se imprimía el primer periódico que tuvo Milagro, “La Época”, creado el 24 de agosto de 1964 de grata recordación.

La casa luego fue comprada por el señor Miguel Loyola Bonilla y éste a su vez la vende al ex concejal José Piedra Vinueza. No sin antes haber sido alquilada a las cooperativas de transporte intercantonal Expreso Milagro, 17 de Septiembre y Rutas Milagreñas.

Junto a ella se ubica el domicilio que perteneció a Vicente Concha Sánchez, casado con Natalia Píngel Tamayo. Don Vicente, entre 1919 y 1926 ocupó la jefatura del Cuerpo de Bomberos y de 1922 a 1924 la presidencia del Concejo.

Años más tarde la casa fue heredada por su hijo Vicente que tuvo activa participación en el progreso del cantón, ejerciendo importantes cargos como presidente de la Liga Deportiva Cantonal, concejal, presidente del Concejo, diputado y consejero provincial.

En 1956 siendo consejero gestionó el asfaltado de las calles circundantes al Parque Central y en 1960 cuando presidió la corporación municipal consiguió la extensión de límites de Milagro, logrando de esta manera que el cabildo obtenga mejores ingresos por concepto de predios urbanos.
Sus descendientes, los Concha Lecaro son los herederos del inmueble.

A continuación encontramos el coliseo Edmundo Valdez Murillo construido  en 1941 de caña y madera y luego en 1951 de hormigón armado, lugar donde también funciona la sede de la Liga Deportiva Cantonal.

Años antes, en este lugar quedaba el mercado de mariscos, pues en su parte posterior, en las riberas del río Milagro había un muelle donde  pequeñas embarcaciones desembarcaban sus productos que traían de otras partes del litoral, hasta que posteriormente en dicho sitio se construyó el coliseo de deportes, lo que hizo que el mercado se traslade al centro del Parque Central, hasta el año 1938 en que la administración municipal de Rafael Valdez Murillo construyó el edificio del Mercado Municipal, ubicado en las calles García Moreno, entre 12 de Febrero y Rocafuerte.

A un costado se hallaba el domicilio del señor Bolívar Cartagena, casado con doña Eloísa Morán, cuyos herederos lo alquilan más tarde al doctor Juan García Legarda,  en donde instala el colegio particular “Panamericano”. En los bajos del plantel se hallaba la librería “La Juventud” de don Libio Centanaro Gando y hacia la calle Pedro Carbo y Olmedo la vivienda del comerciante Francisco Abarca Ruiz. Su local era muy concurrido en los años 70 por la venta de embutidos, papas cocinadas y bebidas, negocio con el cual según decía había logrado construir su casa, por eso con mucha frecuencia la llamaba “La Casa del Pueblo”.

Finalmente, junto a la residencia existe un edificio que don “Pancho” Abarca lo vende al economista Miguel Mariño Hidrovo, en el que residía el señor Daniel Zea García, nieto de don Luis Antonio Zea Campoverde, que a su avanzada de edad, aún conservaba intacto los momentos cuando niño tomaba a hurtadillas las frutas que vendían en la añorada Plaza Enrique Valdez, allá por 1928, así como las kermés y verbenas que disfrutaron nuestros mayores; los avances y progreso que ha tenido Milagro en estos 100 años de historia como cantón. En honor a su memoria mi más profunda gratitud y mi más sincero respeto.

De esta manera, el Parque Central Rafael Valdez Cervantes constituye para los milagreños el sitio representativo de la ciudad, concebido como fruto del amor a esta tierra, de aquellos hombres y mujeres que en épocas pretéritas nos señalaron la ruta de la prosperidad y desde donde la ciudad misma se expandió a nuevos horizontes, para crecer en su estatura de futuro, en vigor de nuevas épicas, entre brújulas ilustres, entre signos cardinales, añadiendo al libro de su impulso y de su encanto las páginas de historia que hoy evoco.


Víctor Hugo Vicuña Piedra


1 comentario:

  1. Me gusta mucho la historia de mis primos, Jorge Dager Millen es mi bisabuelo Libanés su hermano José Dager Millen era padre de José y Jorge Dager Mendoza Saludos

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