El Parque Central Rafael Valdez Cervantes y las familias que habitaron
su entorno
Construcción del Parque Rafael Valdez Cervantes |
Inauguración del parque, 9 de octubre de 1929 |
Padrinos del parque: Rosario Carrión de Morgner, Emilio Morgner Álvarez, María Zea de Erazo, Dr. Luis Erazo Córdova, José Rodríguez Vásconez y Augusta Sparovich de Rodríguez. |
1929 |
1944 |
1982 |
Actual Parque Central |
Lo que actualmente es el centro de Milagro y gran parte de la zona rural, en el pasado perteneció a la hacienda Milagro, de propiedad de doña María Coello, sin embargo en el último cuarto de siglo del siglo XIX esta hacienda pasó a manos de doña Josefa Morán de Corzo, la cual fue casada dos veces: la primera con Onofre Pareja y la segunda con el doctor Mariano Electro Corzo.
En
el primer matrimonio tuvo una hija llamada Josefina Pareja de Barberis, quien
falleció joven dejando a su hija María Mercedes Barberis de Reiset. Del segundo
matrimonio, nació su hijo Julio Corzo Morán, hombre muy acaudalado, dueño de
extensas tierras en las provincias del Guayas y Los Ríos que se suicidó bajando
del Club de la Unión de Guayaquil a comienzo de los años 30 del siglo anterior.
Josefa
Morán Vda. de Corso falleció intestada en Mónaco, Ville Pauline, Boulevard de
Italia, el 7 de septiembre de 1918, lo cual hace que la hacienda se divida en
dos partes. Lado este, en hacienda María Mercedes, de propiedad de su nieta
María Barberis de Reiset; y, al oeste hacienda Milagro, de Julio Corzo.
Aunque
doña Josefa nuca vivió en Milagro, existen documentos que dan cuenta que su
hacienda fue administrada por los señores Juan José Veintimilla, Antonio
Granja, Enrique Martínez y Francisco Mazzini Carrizosa, siendo parte de sus
bienes, precisamente los terrenos donde se halla ubicado el Parque Central y su
entorno, que guardan una singular tradición para los milagreños.
El Parque Rafael Valdez Cervantes, sin dudas es el corazón
de Milagro, en él se vive y se siente la esencia misma de la ciudad. Es el
lugar emblemático, el icono de una ciudad que se levanta y crece con los
cambios estructurales de la urbe, formando parte del Plan de Regeneración
Urbana emprendido por la actual administración municipal, que incorpora a
Milagro al desarrollo urbanístico de las grandes ciudades del país y que ahora
envuelto en gestas bucólicas nos cuenta su historia.
Surgió a la vida de la reciente cabecera cantonal el 16 de septiembre de 1927 cuando se reunieron por convocatoria
de los señores Emilio Morgner y César
Cantos, un grupo de personas de la localidad para transformar a la antigua
Plaza Enrique Valdez en parque, lugar donde en 1895 había sido inicialmente
escogido por el Coronel Enrique Valdez Concha y sus huestes, como escenario del
alzamiento armado contra la venta de la Bandera, el cual se dio definitivamente
en Conducta, pequeño poblado que hoy pertenece al cantón Naranjito.
Tras
ligeras discusiones se organizó un comité provisional, que en la tercera sesión
acordó bautizarlo con el nombre de Rafael Valdez Cervantes en honor a este
personaje de relevantes méritos para nuestra ciudad, fundador del Ingenio
azucarero que lleva su apellido y padre del héroe antes citado.
Para el 20 de mayo del siguiente año, fue nombrado el
directorio definitivo compuesto por damas y caballeros de reconocido
entusiasmo, cultura y civismo, constituyéndose en una verdadera promesa para la
realización de la obra.
Al poco tiempo renunciaron varios miembros,
entre ellos, Carmen Lulú Andrade, María
Teresa de Aguirre, Lucrecia Quezada, Victoria Macías de Acuña, Dolores Rivera
de Albuja, Juana Acuña, Amada Sparovich,
Manuel Aguirre, Jorge Becerra, Ricardo Núques, Carlos Saavedra, quienes fueron
sustituidos por personas de no menos cualidades meritorias que las anteriores.
Con el apoyo de ciudadanos patriotas y con el incansable
trabajo del comité, se da inicio a la construcción de la obra, siendo el
industrial Emilio Morgner Álvarez quien con encendido entusiasmo cívico
emprende personalmente la tenaz labor de conseguir, a través de colecta
pública, hierro, cemento, ladrillos, arena y otros materiales de construcción
que culminará con la inauguración del
parque Rafael Valdez Cervantes, el 9 de octubre de 1929 con una kermés social a
la que se dio cita el pueblo milagreño, siendo designados padrinos los cónyuges
Emilio Morgner Álvarez y Rosario Carrión de Morgner, Dr. Luis Erazo Córdova y
María Zea de Erazo y José Rodríguez Vásconez y Augusta Sparovich de Rodríguez.
El parque se construyó en un área de 2.330 metros
cuadrados y fue posible gracias al aporte desplegado por
el directorio conformado por doña Rosario Carrión de Morgner, Mary Erazo B.,
Isabel Herrera Carranza, Vicente Concha Sánchez, Luis Felipe Erazo Córdova,
Luis Antonio Zea Campoverde, Emilio Morgner Álvarez, César A. Cantos, Javier
Romero Romero, Juana Zea, Raquel Maridueña, Antonio Torres Rodrigo, Avelino
Quezada, Manuel Antonio Andrade Acuña, entre otros.
Desde entonces el Parque Rafael Valdez Cervantes ha sido
reconstruido en varias ocasiones, siendo éstas:
En 1944 en la administración municipal de Sergio Cruz
Navarrete se realizó el cerramiento con ciprés. En su interior existía una
glorieta con pérgolas que le daban un aspecto romántico a este bello lugar, así
como jardineras y varias columnas donde existían placas conmemorativas con
nombres de personajes y fechas importantes de la historia del cantón.
En 1960, esto es en la presidencia de Vicente Concha Píngel,
la glorieta fue reemplazada por una pileta con luces multicolor; el cerramiento
retirado y además, mediante Ordenanza Municipal dictada el 9 de agosto de ese
año es denominado oficialmente Rafael Valdez Cervantes y se colocó también por
Ordenanza con esa misma fecha, el busto del ex presidente del Concejo, Emilio
Morgner Álvarez, gestor de la obra, preservándose sus jardines y las pérgolas.
Para el período 1974 -1977, fue nombrado presidente del
ayuntamiento, Holger Sánchez Barón, en cuya administración es sometido a una
nueva remodelación, obra que fue realizada en 1976 por el arquitecto Rubén
Paredes, con lo cual perdió su diseño original al desaparecer los jardines; en
su lugar fue construida una enorme plazoleta, la cual se asemejaba a una grotesca
“lavadora de carros” que hizo que
pierda el atractivo que por muchos años había conservado.
En la segunda alcaldía de Humberto Centanaro Gando
(1988-1992), el parque es nuevamente remodelado, pues fueron construidas
dos cubiertas de hormigón, la primera
hacia las calles Olmedo y Nueve de Octubre y la otra en la esquina de Juan
Montalvo y Nueve de Octubre; y además se colocó el busto del insigne escritor
ambateño, Juan Montalvo.
En junio de 2005, al iniciarse la administración del
alcalde Francisco Asan Wonsang, el viejo parque que para entonces ya no
brindaba el atractivo de otrora épocas y por el contrario se había convertido
en el sitio predilecto de rufianes y gentes de malvivir, fue demolido, para dar
paso al proyecto de una innovadora estructura relacionada con el agro, que toma
como referente al parque Güell de Barcelona, inspiración del arquitecto catalán
Antonio Gaudí.
La obra mantiene un estilo particular que conserva la
identidad agrícola de la ciudad que diferencia a Milagro del resto del país.
Los elementos fueron concebidos de manera que no sufran
cambios o alteraciones, utilizando para su construcción hierro fundido,
piedras, mármol travertino, cerámica y una variedad de flores exóticas
tropicales que se cultivan en los viveros de la zona.
En el parque predominan las áreas verdes, dos glorietas
para eventos cívicos y sociales, así como dos piletas con luces multicolores,
en una de las cuales se erige el monumento A la Piña, que simboliza nuestra
identidad agrícola, así como también una cascada artificial, que engalanan el
lugar.
Su inauguración se llevó a cabo a las 20:00 del 9 de
septiembre de 2005 con un espectáculo público en el que fueron testigos cerca
de 20 mil personas, siendo el orgullo de nuestra tierra y el sabor de esperanza
que eleva la autoestima de los milagreños.
El parque tiene como complemento vital a decenas de
familias que habitaron en sus alrededores, algunas de las cuales se instalaron
mucho antes de la cantonización de Milagro, las cuales tuvieron destacada participación
en la existencia política, social, cultural y económica del cantón.
Así tenemos que en la vereda norte de la esquina de Juan
Montalvo y Nueve de Octubre, habitó don Elías
Veloz Carrillo, dinámico ciudadano, miembro de varios gremios clasistas y
sociales, en cuyo domicilio funcionó por primera vez una cabina telefónica que
por los años 20 contaba con locutorios a manivela.
En esta misma casa años antes estuvo situada la “Casa Comercial Asan” fundada en 1889 por
el comerciante chino José Asan, que
luego la administró su hijo Germán Asan
Chi-Si, abuelo del actual alcalde de Milagro, Francisco Asan Wonsang y en
los bajos de la vivienda se ubicó en 1935 el almacén de telas y calzado del
comerciante Juan B. Solís.
Muchos años después, esto es en los años 60 y 70 se
estableció el recordado “Soda Bar Rossi”,
de propiedad de los señores Jorge
Rossignoli Anselmi, hijo de inmigrantes italianos que se radicaron en
Milagro en 1944. En 1978 fue electo concejal principal y Manuel Andrade Vélez que en los periodos 1970 a 1972 también ocupó el
cargo de concejal; y luego por el arquitecto Rubén Paredes. En la actualidad existe el moderno edifico “Villavicencio” de propiedad del señor
Jorge Villavicencio.
A un costado, quedaba la casa de don Julio Acuña Gomero, insigne personaje que desempeñó honrosas
funciones públicas, como las de consejero provincial del Guayas, jefe político,
jefe de la Planta Eléctrica Municipal, secretario del Concejo Cantonal,
rematista de impuestos municipales, presidente de la Junta Liberal del cantón y
presidente de la Sociedad Mutua de Comerciantes.
En el ámbito comercial fue propietario del almacén “Para Ti” que estaba ubicada en los bajos
de su vivienda, además ejerció el periodismo como corresponsal de Milagro en el
diario El Universo de Guayaquil, bajo el seudónimo de “Bayardo”. Su padre, don Tomás Acuña Ceitero fue uno de los gestores
de la cantonización de Milagro.
Años después funcionó la fábrica de billares y electrónica
“Nelson” de Nelson Vallejo Bravo, que más tarde se convirtió en salas de
billares y billas administradas por los señores Pedro Copo y Ruiz.
Desde hace algunos años el lugar pertenece a doña Violeta Villavicencio Pesántez Vda. de
Cevallos, madre del futbolista José Francisco Cevallos Villavicencio,
campeón de la Copa Libertadores de América con la Liga Deportiva Universitaria
de Quito en 2008 y actual Ministro del Deporte.
A continuación se hallaba la residencia de don Daniel Moreno, oriundo de Gonzol,
pequeño pueblo ubicado a pocos minutos de Huigra, el cual tenía un local de
bebidas y sala de billar. Años después lo habitaron los señores Guillermo Píngel Tamayo, Severo Puig Jara y el periodista Elías Aguilera Vásquez.
Con el transcurrir de los años el ciudadano chino Víctor Azín instaló un restaurante de
comida oriental. El predio pertenece a los herederos del señor Moreno.
A pocos pasos de ahí fijó su residencia el ciudadano
cuencano Luis Antonio Zea Campoverde,
quien se radicó en 1875, dedicando sus energías, primero a la agricultura y
luego al comercio, así como al cuidado de su hogar formado con doña Guadalupe
Velásquez. Este personaje fue propietario de la piladora de arroz “La Lealtad”, construida en 1931 y que
después la vendió al comerciante y filántropo pauteño Antonio Torres Rodrigo,
abuelo del consagrado cantautor quiteño Juan Fernando Velasco Torres.
En los bajos de la vivienda de los Zea Velásquez se
encontraba el bazar “Cartucho” de Juan Luciano Espinoza y la “Droguería del Comercio” de Diógenes García Ortiz, casado con doña
Dolores Rodríguez Rodríguez. En 1966 fue designado concejal por el Gobierno
Interino de Clemente Yerovi Indaburu.
Aquí en este sitio, se inaugura el 1 de marzo de 1950 el “Cine Milagro” de propiedad del insigne
personaje quiteño Julio Viteri Gamboa,
orgullo de nuestra ciudad que dedicó su vida al estudio de la arqueología, así
como al periodismo, siendo por muchos años corresponsal de Diario “El Universo”, cuyas notas informativas
la firmaba bajo el seudónimo de “Jurenito”.
Es autor de importantes publicaciones sobre arqueología y del libro “El Niño Milagreño”, editado en 1969. En
1974 fue nombrado jefe político de Milagro por la Junta Militar de Gobierno,
presidida por el General Guillermo Rodríguez Lara.
Para 1962 el terreno pasó a propiedad del Banco de Fomento en donde al año
siguiente inauguró su nueva sucursal.
Otro personaje que vivió en esta cuadra de la calle Juan
Montalvo es el guayaquileño Arturo
Salazar Quiroz, casado con Celinda Velasco de Salazar.
En 1929 ocupó la presidencia del Cabildo milagreño y en
1930 y 1934 la presidencia de la Liga Deportiva Cantonal. Es además autor de
las Monografías Ilustradas de Milagro, editadas en los años 1935 y 1963
respectivamente.
En la planta baja de su inmueble existieron dos locales
comerciales, el uno del señor Plutarco
Vélez Medranda, que se desempeñaba como Comisario de Trabajo y el otro la
ferretería y bazar del ciudadano chino Yong
Sang.
En este lugar, se
halla la “Clínica Internacional”, una
de las más prestigiosas y más concurridas de fines de los años 50, administrada
por los doctores Enrique Torres Délano y Gonzalo Salas Pazmiño,
que aún brinda sus servicios profesionales a la comunidad milagreña. El doctor
Salas en el año 1964 fue nombrado vicepresidente del concejo por la Junta
Militar de Gobierno presidida por el Contralmirante Ramón Castro Jijón y además
de consagrarse a la medicina, también se
dedicó al comercio, teniendo en los bajos de la clínica una ferretería, en la
que por muchos años laboró el señor Jorge Villavicencio Pesántez como su
ayudante.
Hoy, existen dos
locales comerciales, el “Almacén y
Ferretería Popular” de Marcelo Defaz y el consultorio médico del
doctor Luis Antonio Granja Ochoa.
A unos metros de
ahí la dama quiteña Isabel Santiana Moreano adquirió en 1953 un terreno
que perteneció al señor Quiroz, en donde edificó su vivienda e instaló
un pequeño local de venta de motores de vehículos y en los altos tuvo como
inquilinos a la familia Reyes.
Con el tiempo el
señor Jorge Villavicencio Pesántez compra el predio y ubica la
ferretería “Villavicencio”. Años antes su hermana Blanca Villavicencio
Vda. de Sierra tuvo allí un almacén de muebles y electrodomésticos.
En 1913 el
doctor Ernesto Albuja Aspiazu estableció junto con su esposa Lola Rivera su
residencia frente al Parque Central y dos años más tarde fundó la “Botica del Pueblo”, que después fue
administrada por su viuda, pero con el nombre de Droguería “La Fe”, así como la primera biblioteca pública, llamada “Simón Bolívar”.
Este benemérito galeno que nació y estudió en
Guayaquil, era además de humanista un literato y estudioso crítico; escribió
una novela de gran aportación histórica que tituló “Guayaquil, recuerdos de antaño”, en la que narra el incendio de
1896 en el Puerto Principal, del cual fue testigo presencial.
En el campo de las
letras colaboró en diversos periódicos y revistas literarias, siendo
corresponsal de Diario El Telégrafo, en donde escribía sus notas bajo el
seudónimo de “Buridán”, así como en
La Opinión Pública y El Globo de Bahía de Caráquez. También ocupó la
presidencia del Concejo Municipal en 1918.
En la vivienda
asignada con el número 621, alquilaba un local don Tomás Albán, donde
funcionaba su sastrería que era una de las más populares donde se
confeccionaban pantalones, camisas, calzoncillos y cotonas que vestían al
hombre elegante de los años 20 del siglo pasado. El negocio lo heredó más tarde
su viuda Mariana Vareles de Albán, hasta el año 1942. Como vecino tuvo
al comerciante libanés de apellido Sabandé.
Otros inquilinos
del doctor Albuja fueron los artesanos Agustín Avendaño, propietario de
la joyería y platería “La Flor de Milagro”
y Segundo Alarcón, que se dedicaba al oficio de zapatero.
Más tarde se
estableció en el lugar el almacén “Electrónica
Vega” del radiodifusor guarandeño Carlos Homero Vega Verdesoto,
quien en 1964 crea Radio Voz de Milagro.
Posteriormente el
inmueble tiene como nueva propietaria a la señora Juana Palacios de Chusán
y en los bajos funcionó el primer almacén de insumos agrícolas de la ciudad del
ruso Boris Petrof. Luego este local es alquilado por el empresario y ex
consejero provincial del Guayas, Miguel Rossignoli Anselmi, con el
nombre de “Agro-farm”.
La propiedad fue
vendida en 1997 a
unos comerciantes chinos de motos.
Al finalizar la
cuadra, esto es en la esquina de Juan Montalvo y Pedro Carbo, funcionó la Casa
Municipal desde 1922 hasta el 26 de abril de 1942 la cual fue consumida por
un voraz incendio que arrasó las viviendas de caña y madera de las familias
Moreno, Zea, Salazar, Albuja y la Casa Municipal.
El cabildo perdió
más de medio millón de sucres, en su edificio, archivos, mobiliario y libros.
Tardó exactamente 8 años para tener un nuevo inmueble y 39 años en construir uno
moderno y acogedor, el cual actualmente está ubicado en la esquina de Juan
Montalvo y Bolívar.
El flagelo, según
reseña publicada por los diarios de la época, se originó en casa del señor
Arturo Salazar Quiroz, producido por un cortocircuito en las conexiones de
energía eléctrica, cuyas pérdidas económicas sobre pasaron el millón de sucres.
Para 1970 el
Cabildo cede ese terreno que para entonces funcionaba la Cárcel Municipal, al
Seguro Social, por una pignoración de rentas y desde aquella época pasa a constituirse
la Delegación del IESS en nuestra ciudad.
En la acera oeste,
que comprende las calles Pedro Carbo, entre Juan Montalvo y Olmedo, se ubicaba
el domicilio de la familia Andrade, que es una de las más antiguas de
Milagro, cuyo patriarca Manuel Antonio Andrade Subía migró de Ibarra en 1868
huyendo del terremoto, para más tarde formar su hogar con la dama balzareña
María Josefa Manrique Triviño, asumiendo sus hijos Alcides, Francisco, Miguel y
Camilo destacada participación en el Comité Procantonización de Milagro junto
al coronel Enrique Valdez Concha.
En esta casa
existió a mediados de los 40 y comienzo de los 50 “Radio La Voz del Milagro”, de propiedad del manabita Ricardo
Vélez Medranda y la “Clínica Milagro”
del doctor Enrique Andrade Acuña, que 1959 y 1960 fue electo concejal y
en 1970 candidato a consejero provincial, así como los domicilios de doña Emilia
Acuña de Andrade, Pura y Viterbo Puig Jara y Manuel
Andrade Vélez. En los bajos estuvo ubicado el establecimiento del maestro
artesano Troya que elaboraba los afamados anillos de acero, que eran
codiciados por las gentes de la época, que según decían era para evitar
hechizos y brujerías.
Los descendientes
de esta familia son: los Andrade Acuña, Andrade Vélez, Andrade Macías y Andrade
Ortega, que han tenido activa participación en la vida pública y política
milagreña. En los actuales momentos existe un moderno edificio que pertenece a
la familia Sierra Villavicencio.
Hacia la calle
Nueve de Octubre, entre Olmedo y Juan Montalvo, en la vereda este, está ubicada
la Iglesia Central San Francisco de Asís de los Hermanos Franciscanos,
que ha sido reconstruida en tres ocasiones desde 1875 cuando Milagro es
fundada como parroquia eclesiástica,
siendo el 23 de abril de 1945 la
última vez que se lo hizo.
En 1919, en estos
terrenos se ubicaba el solar de José Rafael Escobar, quien lo vende en
200 sucres a las hermanas Jesús Pita y Rosa Elena Pita de Álvarez,
donde construyen una vivienda de dos pisos de madera, propiedad que luego entra
en litigio por una demanda propuesta por la señora Rosa Sandoya Vda. de
Tutivén.
Para el lado de la
calle Juan Montalvo, estuvo ubicado por muchos años la Botica y Drogaría “La Fe” cuya propietaria Mary Luque Martínez
alquilaba a la Curia.
A partir del año
2006 el local pasó a manos del prestamista colombiano Efrén Cardona Pérez
con el nombre de “Compra Venta La Fe”
y hacia la esquina de la calle Olmedo se ubicaba el negocio de lubricantes y
repuestos automotrices de Segundo Díaz, que luego tuvo como inquilino a Ángel
González quien instaló la “Heladería
Glacial”. En los actuales momentos el local es alquilado por la empresa “Helados Pingüinos”.
Con respecto a la
vereda sur, en las calles Olmedo, entre Nueve de Octubre y Pedro Carbo, se
situaban las viviendas de las siguientes familias:
Dáger Millen,
que en realidad era una amplia casona donde crecieron los hermanos de
ascendencia libanesa Jorge y José Dáger Mendoza, personajes íntimamente ligados
al Ingenio Valdez y a la política; el primero desempeñó el cargo de diputado,
concejal y vicepresidente del ayuntamiento y el segundo, al igual que su
hermano fue electo concejal, vicepresidente y presidente del cabildo, así como
gerente general del Ingenio Valdez y accionista del Ingenio Aztra.
La familia Dáger,
tuvieron como inquilinos a los Puig Moreano, cuyo progenitor Severo Puig
Jara fue secretario general de la Municipalidad y concejal principal en la
década de los años 40.
Los Rossignoli
Anselmi y Herrería, también habitaron en ese lugar.
Allí en la calle
Olmedo 636, el doctor Aurelio Andrade Macías, primer médico milagreño
instaló su consultorio clínico y en los bajos se ubicaba el “Estanco de Alcoholes y Tabaco”. También
por el año 1941 ubicó su tienda de abarrotes y licores don Luis Calle.
El negocio posteriormente es adquirido por el comerciante de ascendencia china Francisco
Chusán Freire y por ese mismo año funcionó a un costado del inmueble, la
Compañía “Comercio” del Cuerpo de
Bomberos, así como la Academia de Corte y Confección “La Dolorosa”, la Notaría Primera del abogado Harry Aspiazu
Jaime, el cangrejal del señor Londres Masú y la “Imprenta Matamoros” de Narciso
Matamoros Ramos, en donde se imprimía el primer periódico que tuvo Milagro,
“La Época”, creado el 24 de agosto de
1964 de grata recordación.
La casa luego fue
comprada por el señor Miguel Loyola Bonilla y éste a su vez la vende al
ex concejal José Piedra Vinueza. No sin antes haber sido alquilada a las
cooperativas de transporte intercantonal Expreso Milagro, 17 de Septiembre y
Rutas Milagreñas.
Junto a ella se
ubica el domicilio que perteneció a Vicente Concha Sánchez, casado con
Natalia Píngel Tamayo. Don Vicente, entre 1919 y 1926 ocupó la jefatura del
Cuerpo de Bomberos y de 1922
a 1924 la presidencia del Concejo.
Años más tarde la
casa fue heredada por su hijo Vicente que tuvo activa participación en el
progreso del cantón, ejerciendo importantes cargos como presidente de la Liga
Deportiva Cantonal, concejal, presidente del Concejo, diputado y consejero
provincial.
En 1956 siendo
consejero gestionó el asfaltado de las calles circundantes al Parque Central y
en 1960 cuando presidió la corporación municipal consiguió la extensión de
límites de Milagro, logrando de esta manera que el cabildo obtenga mejores
ingresos por concepto de predios urbanos.
Sus descendientes,
los Concha Lecaro son los herederos del inmueble.
A continuación
encontramos el coliseo Edmundo Valdez Murillo construido en 1941 de caña y madera y luego en 1951 de
hormigón armado, lugar donde también funciona la sede de la Liga Deportiva
Cantonal.
Años antes, en
este lugar quedaba el mercado de mariscos, pues en su parte posterior, en las
riberas del río Milagro había un muelle donde
pequeñas embarcaciones desembarcaban sus productos que traían de otras
partes del litoral, hasta que posteriormente en dicho sitio se construyó el
coliseo de deportes, lo que hizo que el mercado se traslade al centro del
Parque Central, hasta el año 1938 en que la administración municipal de Rafael
Valdez Murillo construyó el edificio del Mercado Municipal, ubicado en las
calles García Moreno, entre 12 de Febrero y Rocafuerte.
A un costado se
hallaba el domicilio del señor Bolívar Cartagena, casado con doña Eloísa
Morán, cuyos herederos lo alquilan más tarde al doctor Juan García Legarda, en donde instala el colegio particular “Panamericano”. En los bajos del plantel
se hallaba la librería “La Juventud”
de don Libio Centanaro Gando y hacia la calle Pedro Carbo y Olmedo la
vivienda del comerciante Francisco Abarca Ruiz. Su local era muy
concurrido en los años 70 por la venta de embutidos, papas cocinadas y bebidas,
negocio con el cual según decía había logrado construir su casa, por eso con
mucha frecuencia la llamaba “La Casa del
Pueblo”.
Finalmente, junto
a la residencia existe un edificio que don “Pancho”
Abarca lo vende al economista Miguel Mariño Hidrovo, en el que residía
el señor Daniel Zea García, nieto de don Luis Antonio Zea Campoverde,
que a su avanzada de edad, aún conservaba intacto los momentos cuando niño
tomaba a hurtadillas las frutas que vendían en la añorada Plaza Enrique Valdez,
allá por 1928, así como las kermés y verbenas que disfrutaron nuestros mayores;
los avances y progreso que ha tenido Milagro en estos 100 años de historia como
cantón. En honor a su memoria mi más profunda gratitud y mi más sincero respeto.
De esta manera, el Parque Central Rafael Valdez Cervantes
constituye para los milagreños el sitio representativo de la ciudad, concebido
como fruto del amor a esta tierra, de aquellos hombres y mujeres que en épocas
pretéritas nos señalaron la ruta de la prosperidad y desde donde la ciudad
misma se expandió a nuevos horizontes, para crecer en su estatura de futuro, en
vigor de nuevas épicas, entre brújulas ilustres, entre signos cardinales,
añadiendo al libro de su impulso y de su encanto las páginas de historia que
hoy evoco.
Víctor Hugo Vicuña Piedra
Me gusta mucho la historia de mis primos, Jorge Dager Millen es mi bisabuelo Libanés su hermano José Dager Millen era padre de José y Jorge Dager Mendoza Saludos
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